Un desgarro o ruptura del tendón de Aquiles generalmente es una brecha completa entre las porciones superior e inferior de este tendón. La mayoría de las veces ocurre de 2 a 3 pulgadas por encima del hueso del talón, pero puede estar directamente en la inserción o más arriba en la pierna.
Ocurre durante actividades como correr y saltar, o traumatismos como un resbalón y una caída. La mayoría de los pacientes informan que su primera sensación fue un “estallido” o como si fueran golpeados en la parte posterior del tobillo, seguido de algo de dolor. A menudo no hay dolor en esta área antes del desgarro real. Después del desgarro, los pacientes se quejan de debilidad al empujar el pie al caminar o al intentar ponerse de puntillas. Puede haber un pequeño hematoma en el interior del talón durante los primeros días.
El diagnóstico se puede hacer clínicamente de manera muy sencilla, con solo la exploración. Además del hematoma, la imposibilidad para caminar y colocarse de punta de pies, se verá clínicamente un defecto en la zona del tendón (signo del hachazo).Una maniobra o signo es la de Thompson, la cual se considera positiva al no mover el pie cuando comprimes los gemelos.
La ecografía y la resonancia magnética nuclear (RMN) son los estudios imagenologicos de elección, uno más inmediato que otro, como en el caso de la ecografía; sin embargo el más sensible es la RMN.
El tratamiento quirúrgico es la opción ideal descrito actualmente, dentro del cual veremos muchas técnicas quirúrgicas.
Entre ellas, están la cirugía abierta y cerrada. Entre las cerradas tenemos la cirugía percutanea y la mínima Invasiva.
Aquí tenemos un caso de una lesión aguda, la cual se trató con la técnica mínima invasiva, en donde difiere de la percutanea ya que abordamos a cierta distancia de la lesión, ubicando las estructuras neurovasculares para derivarlas, respetando el hematoma que se forma en el sitio de la lesión, con peritendon indemne; permitiendo de esta manera, acercar ambos cabos de la lesión.
