En la evaluación preoperatoria, con el paciente ya anestesiado, realizamos una exploración detallada de la articulación metacarpofalángica del pulgar para confirmar la distensión y la inestabilidad del ligamento colateral radial. Esta valoración es crucial para verificar la lesión antes de iniciar la cirugía. Durante la exploración, comprobamos la apertura de la articulación, observando que no hay un tope firme en el lado radial, lo que confirma la inestabilidad del ligamento. Este paso permite ajustar el plan quirúrgico con precisión, asegurando que la intervención abordará de manera eficaz el problema y mejorará la estabilidad del pulgar.
La obtención de la plástica del ligamento palmar menor para la reconstrucción del ligamento colateral del pulgar se realiza mediante cortes siguiendo las guías de Langer del antebrazo, asegurando una exposición mínima. La disección es subcutánea, y el tendón se secciona con una tracción suave. En un segundo tiempo, el tendón se divide a la mitad mediante dislaceración para preservar la integridad de todas sus fibras. Posteriormente, se obtiene el hemitendón ajustado al diámetro necesario para los agujeros realizados en el metacarpo y la falange, facilitando la tracción mediante puntos a través de dichos orificios para su correcta colocación.
La realización de los orificios para la reconstrucción del ligamento colateral del pulgar se adapta según la localización de la lesión, ya sea medial o medial y dorsal de la cápsula articular. Se crean de manera simétrica dos agujeros en el metacarpiano, uno por encima y otro por debajo del tubérculo, y en la falange proximal, también uno por encima y otro por debajo, alineados en la línea media. Los orificios se realizan con una broca y se profundizan utilizando una de las ramas de un mosquito para ajustar el diámetro, permitiendo así el paso adecuado de la plastia en “ocho”.
El pasaje de la plastia del tendón del palmar menor se realiza traccionando suavemente con un punto a través de los orificios previamente creados en el metacarpo y la falange proximal. Es crucial asegurar un paso limpio y sin resistencias para evitar daños en la estructura tendinosa y garantizar un buen deslizamiento. Esto facilita dos aspectos importantes: primero, que la plastia pase sin riesgo de rotura, y segundo, poder ajustar correctamente la tensión al finalizar el montaje en “ocho”, permitiendo una coaptación adecuada de la inestabilidad lateral sin comprometer la flexoextensión del pulgar.
La visión postoperatoria de la mano tras la estabilización con plastia ligamentosa en “8” mediante orificios transóseos muestra un pulgar bien posicionado en oposición, con un efecto tenodesis adecuado. La articulación metacarpofalángica presenta una movilidad completa, conservando tanto la hiperextensión como la flexión total. A la exploración, se observa una simetría en el límite de estabilidad, tanto en radialización como en ulnarización de la metacarpofalángica proximal. No se aprecian signos de inestabilidad preoperatoria, logrando una estabilidad completamente fisiológica, lo que evita la constricción articular y previene el sufrimiento cartilaginoso.